sábado, 3 de enero de 2009

Milonga pa´ Don Antonio de José Larralde

Yo lo he visto pasar, y quién no, en el pago,
como una sombra pegao a su hermano,
nunca vi cosa igual, ni los adobes del rancho
que los cobijó junto a su mama estuvieron tan pegados como ellos,
ni los ojos de sus ojos vieron tanto pa dentro.

Un día quise cantarles una milonga bien pampa,
como sus huesos, pero la muerte me ganó de mano,
y Antonio Garallaldes se marchó pa siempre, y quedó solo Eduardo.

Pero no ha de ser la perra suerte la que me arrime olvido,
por vos, hermano, vuelvo a gurí, y veo el vuelo de tu alma
con aquellas gaviotas que forjaron mi primer sonrisa
de mocoso ingenuo, cuando te ensuciaban el sombrero.

Con la pata afirmada al pescante y echao al respaldo las riendas de tiento,
con el negro chambergo a la frente, antigua de sueño y antigua de tiempo,
yo lo he visto pasar... encorbao y callao, yo le he visto flamear... su pañuelo enlutao.

Con el látigo echao en el hombro del saco raído, rateao por los años,
y a su lado, pegao como sombra, la grave figura de su único hermano,
yo lo he visto pasar... encorbao y callado, yo lo he visto pasar... enyuntando un dolor.

De gurí se me arrima el recuerdo, de aquellas aradas y siembras al paso,
y esas tardes que al rancho llegaba, y al campo me asías alzado en tus brazos,
nunca habré de olvidar el calor de tu mano, ni el deseo de andar correteando a tu lao.

Alambrando potreros ajenos pasaste la vida estirando esperanzas,
pero el poste se quiebra de cuajo y la púa del tiempo la vida te arranca,
yo te he visto cinchar, pa ganarte un bocao, correteando a tu lado, mi recuerdo ha de estar.

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