Mostrando entradas con la etiqueta Evaristo Barrios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Evaristo Barrios. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de junio de 2010

Por el clavel de Ramón de Evaristo Barrios

Con un clavel colorao
Más grande que un corazón
Llegó el paisano Ramón
A un baile que jue invitao
Salvaje gritó un malvao
Con quien Ramón ni se hablara
Y para colmo lanzara
Una carcajada hiriente
Que al oir eso la gente
Como un chiste festejara

Quedó Ramón tan cortao
Sin saber a que atinar
Al sentirse provocar
Apenita habrá dentrao
¡Claro que soy colorao!
Aquí dentro y ande quiera
Y ahora paisano quisiera
Si aguanta el que me provoca
Que me repita esa boca
Lo de salvaje ahí ajuera.

Se hizo un silencio profundo
Después de la carcajadas
Se cruzaron las miradas
La tragedia presintiendo
Tras Ramón salió corriendo
El gaucho provocador
Dicen que era peleador
Un artista pa’ el cuchillo
En cambio Ramón sencillo
Buen mozo y trabajador

Todos al verlo salir
Dijeron casi a una voz
¡Pobre Ramón! ¡Santo Dios!
¡En que mano va a morir!
El temor se hizo sentir
En toda su intensidad
porque Ramón en verdad
Era la misma modestia
En cambio Juan una bestia
Salvaje hasta la crueldad


Listo ya los corazones
Sin buscarse se encontraron
Ya las bocas se apagaron
Pero hablaron los facones
Lanzan tajos a montones
Puñaladas a granel
Ramón se muestra más cruel
Pues resulta el más valiente
Y se abalanza nuevamente
Dispuesto acabar con él

El duelo se torna cruel
Terrible y desconsertante
Tanto que ni el mismo Dante
Pintaría un infierno igual
Pero lo más fantasmal
De aquella lucha de liones
Es que parecía visiones
Al largarse puñaladas
Por las chispas que largaban
El chocar de los facones

La noche estaba clarita
Como mandadita a hacer
Que clara se podia ver
Aquella lucha inaudita,
Juan le tira,ramón quita
Más ramón vuelve a tirar,
Diciendo vas a pagar
Con sangre tus carcajadas
Y se lanzan puñaladas,
Con las ansias de matar

La lucha es bien parecida
Pero de pronto se nota
Que a Juan la sangre le brota
A torrente de una herida
Tiene la frente partida
De un hachazo colozal
Mas sigue peleando igual
Como un tigre enfurecido
Para después caer vencido
De otro puntazo mortal

Alza Ramón nuevamente
Su brazo de triunfador
Pero un grito aterrador
Lo detiene de repente
¡Basta! le grita la gente
Y Ramón tira el facón
Se inclina de corazón
Pa’estrecharlo entre sus brazos
Pero se oyen dos balazos
Que parten de la reunión


Su cuerpo se estremeció
Junto con los estampidos
Y entre profundos quejidos
Dio dos pasos y cayó
¡Cobardes!¡Maulas! gritó
Por qué no tiran de frente
Y se paró nuevamente
Con valor extraordinario
Pa’caer sobre el contrario
Y morir como un valiente
Nunca se pudo saber
Quién jue el que mató a Ramón

Jue tanta la conjución
Que nadie pudo entender
Se hablaba de una mujer
A quien Ramón despreció
Y ante una virgen juró
Matarlo ella misma un día
Todo eso se decía
Pero no se comprobó.

EL MÁTE de Evaristo Barrios

Es el mate el compañero
Que nos presta gran servicio,
Aunque diga que es un vicio
Más de un dotor extranjero.
Si lo prueba, es el primero
Que ha de quedarse prendao,
Y cuando se ha acostumbrao
Por las bondades que encierra,
Queda el gringo en nuestra tierra
Para siempre aquerenciao.

La novia, la gaucha linda
Que en un beso dio un: “Te quiero”
Y al gaucho dijo: “Te espero”
Sonriendo su boca ´e guinda.
Hizo que el hombre se rinda
Por su belleza, admirao,
Después que ella le ha brindao
Una promesa de amor,
Encerrada en el primor
De un cimarrón bien cebao.

El gringo, que a trabajar
Llega de tierra extranjera,
Y se acomoda ande quiera
Pa´ levantar un hogar,
Y que sabe respetar
La patria ande hace su nido,
Se hizo gaucho cuando vido
El mate tan delicioso,
Y de avariento y goloso
Inventó el mate cocido.

No le bastó el cimarrón
Pa´ poderlo saborear,
Lo hizo caldo, pa´ tomar
El mate con cucharón,
Y pa´ quedar barrigón
Bien satisfecho y pesao,
Con sopas de pan cortao
Se alimentó en las mañanas...
¡Pa´ mí que quedó con ganas
de echarle queso rayao!

Al cortar la trilladora
El rum-rum de la polea,
Y suspender su tarea
La gente trabajadora,
Pa´ descansar, porque es hora
De darle al cuerpo frescor,
Pa´ aliviarlo del rigor
Con que el trabajo lo abate,
El hombre encuentra en el mate
Su compañero mejor.

Y cuando de madrugada
El sol da su luz al cielo,
Y muestra el verde del suelo
Como una alfombra estirada,
Y colora la enramada
El resplandor del fogón,
El criollo, guapo varón
Que pocos han de igualar,
Halla su mejor manjar
En el rico cimarrón.

Lo mismo que en el ranchito,
En la mansión del magnate,
Es rey y señor el mate
Nuestro brebaje exquisito.
Decir más no necesito
En esta ponderación,
Pues quien le tiene afición
Comprende que yo no miento,
Pues hasta el abatimiento
Quita nuestro cimarrón.

Volando en airoplano de Evaristo Barrios

Azul el cielo se veía
tal como recién pintao.
El arioplano mentao
un pájaro parecía.
Tiesas las alas tenía
y sentao en los garrones
al mandao de los patrones,
parecía estar alerta,
pa volar en cancha abierta
por sobre las poblaciones.

Un mocetón disfrazao
le hizo unos cuantos tanteos.
El bicho, a los manoseos
los aguantó resignao.
Cuando se hubo asegurao
que andaba bien el motor,
me dijo: Suba, señor,
arréglese en el asiento,
pa que nos muestre en el viento
su audacia de domador.

Yo subí, me persiné,
ya creiba cerca mi fin.
Como cuando chiquilín,
un padre nuestro recé.
Mi alma a Dios encomendé
y al acabar la oración
se me acercó el mocetón,
que ya me vido en apuro
y me ató pa estar seguro
el cuerpo con un cinchón.

Dio el pájaro un refalón,
que le llaman descollar
y ansina empezó a volar
pa tomar su dirección.
¡ Ni potro, ni redomón,
mañero, ni reservao,
me tuvo tan apurao
ni me dio tal desconsuelo!
¡ Si parecía, que del pelo,
me tenían soliviao!

Cuando pal cielo rumbeaba,
y como flecha subía,
la ciudá se descubría,
cada vez más se agrandaba.
La tierra se retiraba
y el arioplano ligero,
que ya volaba al pampero,
lo habían dejao segundo,
nos iba mostrando el mundo
lo mesmo que un hormiguero.

Sobre las olas ponía
el sol, inquietos reflejos
y como una red de espejos
al ancho río cubría.
Y dende arriba, se veía
los vapores amarraos.
Y otros que tal vez cargaos
iban echando humareda
llevando a tierra extranjera
lo que a la nuestra han sacao.

Como grandes viborones
por el campo culebreando
pa la ciudá iban rumbeando
los trenes con los vagones.
Y en todas las direcciones
que miré quedé asombrao
dende allá arriba colgao
sin saber de que ni como.
¡ Las cosas mostrando el lomo
al mundo me habían cambiao!

Jinetear un potro en pelo,
cruzar nadando un arroyo,
enlazar con todo el royo,
dormir a campo, en el suelo.
Todo eso es un caramelo
pal gaucho trabajador,
pero ¡volar! - al mejor
le dejo yo esa guapiada
si no tiene bien templada
la cuerda de su valor.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mi tropilla de Evaristo Barrios

Cada uno tiene en la vida alguna debilidad,
Y está su felicidad en la cosa más querida.
Pal glotón es la comida, pal avariento, la plata
Y este cantor que desata está décima sencilla
Ha juntado una tropilla como eligiendo 'e la pata.

Como goteando sonido va el cencerro en el cogote
De la madrina que al trote puntea en el recorrido
Al tranco, -como dormido- la va siguendo un “tobiano”
Un “pangare”, un “ rabicano” un “alazan”, un “tordillo”
Un “zaino”, un “doradillo”,un “malacara” y un “ruano”.

Retozando un “colorado” lindo flete, pa un apuro,
Se arrima un “bayo”, un “oscuro” y un “overito rosado”
Un “cebruno” y un “gateao” siguen sin hacerle caso.
Un “rocillo” y un “picaso” y un “moro” junto a un “bragao”,
Van con un “blanco plateao” de aguante y de sobrepaso.

Un “azulejo”, un “tostado”, un “pico blanco” y un “pampa”:
Pingos de muy buena estampa y al cual mejor diseñao,
Siguen a un “bayo encerao” que endereza pal potrero
Y junto un “picaso overo” redondo, como una bola
Relincha formando cola un peticito aguatero.

Pingos, hijos de mi tierra, guapos, y trabajadores.
Son del mundo, los mejores en la paz, como en la guerra,
cada uno en su pecho encierra, coraje, como sosiego.
Tienen a su dueño apego pa ir a golpe de pata
desde los Andes al Plata desde Jujuy a Tierra del Fuego.

En la estancia e´ don Ramón de Evaristo Barrios

Era grande la reunión, de gente, aquella mañana,
porque había yerra en "La Diana", la estancia de don Ramón.
Iba en "Mi carta" el patrón, un doradillo mentao,
que había sido sentenciao más de una vez al cuchillo
cuando era un pobre potrillo guacho, panzón y arruinao.

Orillando los sauzales se hizo cortina el ramaje
y el balar del terneraje era un lloro en los corrales.
Los paisanos serviciales pa’l trabajo iban llegando;
y entre ellos considerando que así a la antigua, una yerra,
es algo de nuestra tierra que ya vamos olvidando.

Los fierros en los fogones igual que brasa quedaban,
después con ellos marcaban los animales, los peones.
Y hasta los viejos mirones rememorando el pasao,
tenían pa’ un pial de volcao un golpeteo de manos,
como un premio a los puntanos, que poco se han mestiazo.

Dentrao el sol, la mozada se dispone pa’ la fiesta,
es la guitarra una orquesta, que acompaña una tonada,
una zamba bien punteada,un gato con relación,
y como una tentación suele ser una paisana
cuando su risa desgrana pa’ ganar un corazón.

Pa’ que baile algún pueblero, comedida misia Chola
acomoda en la vitrola un bailecito extranjero.
Y al formarse el entrevero un gaucho zapateador
sale prendido a una flor, ojos claros, medio ñata,
endureciendo una pata en el fostrot seguidor.

Es que tanto ha dominao la musiquita extranjera,
que hasta en la fiesta campera suele ser algo obligao.
De áhi que el gaucho entusiasmao baile también de arrastrón,
y hasta el mesmo don Ramón se animara a formar yunta
y saliera haciendo punta pa’ completar la función.

Sin güelta de Evaristo Barrios

No hay fuerza pa’ contener al progreso que atropella,
pa’ abrir una nueva güelta sobre la hueya de ayer.
El hombre sigue a mi ver un camino equivocao,
el invento lo ha arruinao, pues la máquina ande quiera
deja mucha gente afuera del puesto que hubo ocupao.

Aura la humilde gauchita que fué siempre linda y pura,
muestra al usar la pintura su afán de ser más bonita.
No sabe la pobrecita que así mata su frescor,
que no aumenta su valor el color artificial,
y que por ser natural es más perfecta una flor.

La música que dejaron los maestros que ya se fueron,
cuando los nuevos quisieron arreglarla, la estropearon.
Y tanto la disfrazaron, que un gato es una ranchera,
un tango, una chacarera, se hace un vals del pericón,
y hasta en el rancho ‘e terrón bailan música extranjera.

Más de un criollo aura es linyera, y trepando a los vagones
recorre las poblaciones de un modo que desespera.
Pide en forma lastimera las sobras para comer,
y no quiere comprender que pa’ él eso es ofenza,
que "lo último es la vergüenza que el hombre debe perder”

Sepa el que quiera escuchar la verdad que el verso encierra:
nuestra patria tiene tierra de sobra pa’ trabajar,
que el que busque puede hallar un rincón pa’ hacer su nido;
antes de andar afligido no olvide que el buen varón
sin rumbo, sin dirección, cae muerto antes que vencido.

Ya que el pobre en la ciudad vive como encandilao
por la miseria maniao, sin plata ni voluntad,
haga su felicidad en el lejano rincón,
ande no hay tanta ambición que a las bondades rebaja,
y ande gana el que trabaja tranquilidad y mantención.