miércoles, 4 de marzo de 2009

En la estancia e´ don Ramón de Evaristo Barrios

Era grande la reunión, de gente, aquella mañana,
porque había yerra en "La Diana", la estancia de don Ramón.
Iba en "Mi carta" el patrón, un doradillo mentao,
que había sido sentenciao más de una vez al cuchillo
cuando era un pobre potrillo guacho, panzón y arruinao.

Orillando los sauzales se hizo cortina el ramaje
y el balar del terneraje era un lloro en los corrales.
Los paisanos serviciales pa’l trabajo iban llegando;
y entre ellos considerando que así a la antigua, una yerra,
es algo de nuestra tierra que ya vamos olvidando.

Los fierros en los fogones igual que brasa quedaban,
después con ellos marcaban los animales, los peones.
Y hasta los viejos mirones rememorando el pasao,
tenían pa’ un pial de volcao un golpeteo de manos,
como un premio a los puntanos, que poco se han mestiazo.

Dentrao el sol, la mozada se dispone pa’ la fiesta,
es la guitarra una orquesta, que acompaña una tonada,
una zamba bien punteada,un gato con relación,
y como una tentación suele ser una paisana
cuando su risa desgrana pa’ ganar un corazón.

Pa’ que baile algún pueblero, comedida misia Chola
acomoda en la vitrola un bailecito extranjero.
Y al formarse el entrevero un gaucho zapateador
sale prendido a una flor, ojos claros, medio ñata,
endureciendo una pata en el fostrot seguidor.

Es que tanto ha dominao la musiquita extranjera,
que hasta en la fiesta campera suele ser algo obligao.
De áhi que el gaucho entusiasmao baile también de arrastrón,
y hasta el mesmo don Ramón se animara a formar yunta
y saliera haciendo punta pa’ completar la función.

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