martes, 31 de marzo de 2009

El alpedero, la mina y su alpedito de José Larralde

Se la pasaba echado panza pa' abajo,
como sapo aplastado por una rueda ,
su viaje más osado fue la vereda
y le daba trabajo,
cataratas de mate repujaban
sus eructos de ajo.

Se jubiló de fiaca a los cincuenta,
cua'l alpedero de ombligo con pelusa,
un dia percheró una gran tifusa,
y la enchufó a sirvienta,
le hizo un pique de apuro en la cucusa,
que ella ni se dio cuenta.

Se agujereó de un infarto inmerecido
por el mate no hizo fuerza en la letrina
y el llanto que escupió la pobre mina
por su finado querido,
está en el plato vacio, en la cocina
de este asunto jodido.

Suerte que el tiempo pasa y ve la mina...
a su alpedito crecido.

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