sábado, 7 de marzo de 2009

La cancha del vigilante de Hector del Valle

Por Punta Indio una orilla, prolija se apisono
La cancha que se trazo alizada de conchilla
Ahí la gente de golilla y de apostadores puebleros
Carreristas verdaderos caían a doblar las latas
Jugando todo a las patas de los buenos parejeros.

Haciendo al río un afronte, contra “Luis Chico” a un rincón
Se hizo la marcación, junto a la vera del monte
Nadie se fue en un apronte sobre la apuesta constante
Y allí en la pista brillante, la yegua mas parejera
Bajo a hacer una carrera al puesto del vigilante.

Bajo de unos tabaneros, una cantina tablón
Reunía gente a montón hablando de parejeros
Entre términos camperos, se apostaba otra carrera
Otro en 200 de afuera buscaba siendo un convite
Otro pedía un desquite a partida o a bandera.

Desde Payro, de Pipinas, de Vieytes y Magdalena
Buscando la plata ajena, andaban las manos finas
Excesivas disciplinas exigían lo apostado
Porque a la gente a rodeado, de jugadores la esencia
Y entre ellos la gran presencia del gaucho don Juan Tirado.

Cuenta la gente campera que DON FELIPE MADRID
Caía a la cancha de allí cómodo en su jardinera
Una yegüita varera traía atada al descuido
Y en cuando algún atrevido en 200 desafiaba
Les copaba la parada y el caso era pan comido.

Gervasio Barrios, “El sapo”, y “El riojano” de Verónica
Armaron la frase armónica pintoresca que destaco
En estos versos no escapo de la historia verdadera
En los 300 de afuera dieron usuras fatales
Tenían dos yeguas iguales y trampearon la carrera.

Y entro en la depositada el viejo Chanfle ahí nomás
Carrerista tan capaz cayó manso en la volteada
Su caballo no hizo nada, mas de uno lloro sus penas
“El sapo” a viveza plena, de pesos se hizo una troja
Le mostró la yegua floja y le gano con la buena.

Corrieron ahí haciendo arte, con el cuadrero mas brioso
Montando Floro Reinoso, y entre otros “Pelacho” Iriarte
También como un estandarte mi canto quiere cantar
Nombrando al que supo entrar a la cancha muy gallardo
Al gran tordillo de Pardo, y al moro de “El turco” Chard.

Ernesto Landa refleja, jugándose a su alazán
Y apostando a su tarzán, Lertola también festeja
Guliermo con “La coneja”, Pueblas con su colorada
La bandera preparada hizo flamear Justino Arce
Cuando llego a complicarse una dudosa largada.

Vieja cancha de cuadreras, donde apostó el jugador
La plata del tirador de cien jornadas enteras
Las carreras más ligeras, se iluminaron de fé
También la suerte de pie, pinto a un ganador de gloria
Pero todo es una historia de un tiempo que ya se fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario