lunes, 16 de marzo de 2009

El borracho de Francisco Dupee

Siempre borracho entraba
y siempre altivo el ebrio
y sin motivo puñetazos,
cachetazos le daba a su mujer
dura cadena ató sus corazones
los eslabones de miseria
los unió en el fango de la vida
y por no dormir en noches tenebrosas
sobre las frías losas
de ese hombre vil borracho buscó la compañía.

Ella malhumorada, el displicente
La riña era frecuente
y al fin a puñetazos la rendía.

Al llegar el borracho a su casucha
de bebidas harto y lleno,
la vieja puerta abría a empujones
se oían maldiciones, trompadas y después…
todo quedaba en silencio.

Pero una noche en que lentamente, lentamente
caía la llovizna como un manto
un hijo, un hijo les nació
un hijo de ambos
y esa inocente inmaculada criatura
no tuvo otro bautizo más que el llanto.

Y a la siguiente noche, a tientas,
a tientas por el muro llegó
a la puerta del hogar el padre,
pero esa noche no levantó la mano
no dijo nada la respetó el borracho…
ya era madre.

Y ella estaba meciendo al niño
Que dormía y le dijo:
infame, infame,
dame la muerte, dame la muerte,
¿porqué no me pegas?
¿quién te lo impide?
¿el invierno acaso es menos crudo?
¿licor ya no venden en las tabernas?
¿o es que miras acaso que te enmedastes?
borracho como siempre
no llegastes
Fingió el borracho no oír nada
y dio al hijo una mirada
mezcla de estupidez y de cariño
y dijo a la mujer:
¿porqué me ofendes, porque me ofendes?
no sabes , no comprendes
¿que si te pego, se despierta el niño?

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