martes, 6 de enero de 2009

Escuela Gaucha de Pedro Boloqui

Estaba el potro ensiyao en la playa, campo ajuera,
pa que Nicasio subiera; un hijo de Pancho Aldao.
El viejo lo había agarrao con atención al bagual;
una mano en el bozal y otra en la oreja de modo,
que tapaba con el codo el ojo del animal.

El mozo, el basto tantió pisó el estribo y liviano,
como puesto con la mano sobre el recao se quedó.
El pingo medio se arquió como arroyando el peyejo,
y ansina entonces el viejo viendo a su gaucho prolijo,
estas palabras le dijo dándole fe en su consejo:

"Güeno m'hijo; haga coraje y apriete bien las rodillas,
qu'es capaz de hacerse astiyas beyaquiando este salvaje.
Priéndaselé y aunque raje la tierra en cada bufido,
mire siempre precabido la cabeza del sotreta,
cosa que en cada gambeta ¡no lo haye desprevenido!

Incline el cuerpo pa atrás estribe corto y seguro,
cosa qu'en caso de apuro me le eche el "dos" ahí nomás.
Háchelo bien si es capaz, no le mezquine rodaja,
pues siempre tiene ventaja salir marcando el rigor;
de no, ande muestre temor dejuro hay mesmo lo baja...

Dijo el mozo: ¡largueló!pegó el viejo la cuerpiada,
y como ánima endiablada la polvadera dejó.
Tuito el campo beyaquió pero el mozo, sin recelo,
como nacido en el pelo iba gritando de intento,
y el viejo decía contento; ¡Estos son los de mi suelo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario