miércoles, 19 de noviembre de 2008

Recuerdos de aquella china de El Gato Peters

En mi epoca chiquilina un dia mi abuelo me dijo
medio mirandome fijo: "hay que tener una china"
dijo tener una china y tras la consigna esa arranque yo sin cabeza buscando china y entonces
un dia por la zona de 11 me enganche una taiwanesa.

Mi china no se llamaba ni rosaura ni asusena
no era rubia ni morena no tenia trenzas ni ahi
el pelo cortao asi que viene a ser con flequillo
la piel color amarillo y el nombre solo era "Li".

Como para hacerle un verso a ese nombre tan cortito
al principio al verlo escrito fue impactante y fulminio
tan corto, tan brevilineo, solo la L y la I
que era el nombre no crei, crei que era el grupo sanguineo.

Como habran sido los ojos de la hija del sol naciente
es una cuestion pendiente, rasgados y chiquititos
no se veia ni un poquito de esas endijas pa´ adentro
la veo venir a mi encuentro con ese trote cortito.

A china por su consejo yo vendi la sembradora
el tractor, la esquiladora, los caballos, tras todo eso
con ese afan de progreso que tiene todo oriental
alquilamos un local para un "todo por dos pesos".

Nos alejamos del mate, nos habituamos al té
yo medio que me acostumbre a seguir su trotecito
fui entrando tan despacito que aveces me daba asco
haber largau el churrasco por el arroz con palitos.

Recuerdos de aquella china, que al final tan china no era
amigo si usted me viera llevandola enancada
quiero dejar aclarada la vieja creencia aquella
son todas mentiras que ellas la tengan atravesada.

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