miércoles, 9 de septiembre de 2009

A una flor pregunté... de Ricardo Bedinelli

A una flor pregunté esta mañana, si podía llevarla conmigo,
y mirándome un tanto extrañada, me repuso con su voz de niño.
- No puedo aunque quiera viajero ir contigo, ¿o acaso no sabes?,
mis pies están fijos, y Dios me procura la muerte
sí desobediente hecho a andar caminos.-
Desilusionado por lo que hubo dicho,
continué mi marcha de flores vacío,
pero en el instante en que me alejaba,
su voz me detuvo con estas palabras:
- Y que harás si me llevas, ¿cuál será mi destino? -
Como un sol inmenso brilló mi esperanza,
y corrí a la flor a explicarle el motivo.
- Tu destino dices?.. Dos manos muy blancas,
una cabellera cubierta de canas y una frente amplia,
con un mil de arrugas, producto del tiempo y su vil tardanza.
¿Comprendes ahora porque necesito cambiar tu destino? -
- claro que comprendo, habérmelo dicho, ¿sabes una cosa?
es un buen motivo, pero es que yo creo, tu Madre merece
flores más hermosas, tal vez una orquídea, o un gran ramo de rosas-
- Anduve la vida por aquél camino que ella me ha indicado,
no hallé tales flores en ese sendero, eres tú por sencilla la flor que yo quiero.-
- Y bueno si es cierto que crees merezco ese premio,
llévame contigo! De prisa viajero que tu madre espera,
haremos un ramo con mis compañeras.
Apura!!! no sabes las ganas de verla que tengo,
quiero que sus manos me toquen la cara,
quiero que le lleves en mí... primaveras...!-

Y mientras corría camino a mi casa,
con su voz de niño la flor me decía:

- Que hermoso destino! Me siento envidiada!!!
Moriré en las manos de tu MADRE AMADA!-

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