sábado, 16 de mayo de 2009

De tanto rodar caminos

De tanto rodar caminos
traigo un canto guitarrero,
el opa de los receros
sombra de un tuse y tala,
traigo miedo de luz mala
y retozo de bagual,
también traigo en mi cantar
soledades de tapera
cerrar y abrir de tranqueras
y el silvo del pajonal.

Traigo el verdor de los montes
con gredas de cañadón
y del perro cimarrón
traigo su astucia salvaje,
los balidos del vacaje,
los silencios de los cerros,
el sonar de los cencerros,
de los ranchos el orcón,
traigo calor de fogón
y el penar de Martin Fierro.

En ancas de mi guitarra
traigo el canto de los vientos,
de los pobres, sufrimiento,
de los otros, el reproche,
la inmensidad de la noche,
el polvo de cien caminos,
del ave su dulce trino,
la soledad de los llanos,
traigo el coraje paisano,
y el vagar del peregrino.

Yo traigo quietud de arroyo
y la furia del pampero,
la habilidad del hornero,
de las flores la fragancia,
recuerdos de mil estancias
de la yerras la emoción,
la fiereza del malón,
los cuentos de un viejo sabio,
y para mi madre traigo
un beso en el corazón.

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