sábado, 16 de mayo de 2009

Modestia aparte de Wenceslao Varela

Como vanguardia aguerrida
traigo mi poco saber,
aprendido al recorrer
los caminos de la vida.
De humilde cuna, mecida
bajo techo de humildá,
que aguantó la tempestá,
los años y la pobreza,
traigo: valor, entereza,
y amor a la libertá.

Y soy, de poncho y espuela
sobre cualquier redomón,
uno más de mi nación
con la vida por escuela,
el que a versos y vigüela
con nudos y disonancias
en poblados o en estancias
se cortó solo, a lo entero,
con modestia o altanero
asegún las circunstancias.

Cuando encuentro un reserváo
d’esos que ninguno ensilla,
es, pa’mi, cosa sencilla
dejarlo, a espuela, charquito.
Cuando topo un mal habláo
con fama de aguantador,
le hablo a solas “con amor”
qu’es bueno pa’dominar,
y, si no quiere aflojar,
lo sé llamar al rigor.

En rueda’e “monte”, prefiero
apuntar a la menor,
y si salgo ganador
rescato cuando yo quiero.
En la taba soy certero
y muy cebao a ganar,
durísimo de aguantar
cuando el güeso es de mi gusto.
De ver plata, no me asusto,
cuando me afirmo a “clavar”.

Jamás, con mi moro, arrollo
si d’entro en una carrera;
con “rastras” no armo cuadrera
porque teng’orgullo criollo.
Salir “de abajo” es un “bollo”,
cuando quiero corto luz,
“fiador”, “pescuezo”, “testuz”
los saco justo, pues no!
siempre que lo corra yo,
que me hago un ñudo en la cruz.

Y pialando a medio lazo
en un rodeo parao
soy seguro pa’l “volcáo”
y pa’l “revés” segurazo!
En elogios a mi brazo
se ha gastáo gente campera,
pues pa’guampiar campo ajuera
soy cosa que “ni d’encargo”,
aunque tengo un lazo largo
como legua brasilera.

En ruedas de pericón,
como en versos, no me achico;
echo, apenas abro el pico,
pa’mi láo un corazón.
La endulzo a conversación
porque mi labia no es poca,
y si una “taura” me toca,
d’esas que andan coqueteando,
me l’arrincono bailando
hasta que “le copo en boca”.

En amores, nunca dejo
que naides me pida cuenta;
que los “quince a los cuarenta”
me dio por remedio un viejo.
Voy ‘end’entonces parejo
sin faltar a mis deberes,
pues en cuestión de quereres,
da más la fama qu’el oro…
He dejáo “lunanco” el moro
de tanto cargar mujeres!

A todo el mundo respeto,
dende chico he respetáo,
pero cuando estoy mamáo
mejor que me dejen quieto.
Ande me apretan, aprieto,
y soy duro p’apretar.
Van a tener que aguantar,
y es maña vieja que tengo:
a malas ni voy ni vengo
ni me dejo “coroniar”.

Que se abra cancha el caudillo
con las púas como gallo
y los baguales con callo
Del bocáo sobr’el colmillo…
Le saco el cuerpo al cuchillo,
tranquilo paro el “hachazo”,
a las mujeres… a abrazos
–hijo de bárbara escuela-
a los baguales… a espuela,
y a los malos… a ponchazos!

El arrugau de Bartolomé R. Aprile

Siempre que me hago perdiz,
a golpes y tropezones,
me arrastro por los rincones
como gaucho con lombriz;
hincho a veces la nariz
olfateándola de lejos,
y en los campos desparejos,
me voy como en cuesta abajo,
arisqueándole al trabajo
como los matungos viejos.

Como chimango pal cebo,
soy ligerón cuando amago,
me caliento con un trago
y hasta mamarme me atrevo,
si no pago lo que debo,
es que estoy acreditao,
en los tientos del recao,
van mis maletas y abastos,
¡lo que yo llevo en los bastos
de algún modo me han cobrao!

¡Si habré forcejiao al ñudo,
seguidor como la hormiga,
y siempre a media barriga,
encuevao como el peludo!
Pobre como indio clinudo,
mesmo que lo fue mi tata,
andando a salto de mata,
por cuasi encepo mi cuero:
el zorro va al gallinero
y a veces, deja la pata...

Y aunque soy medio mañero
y no me gasto en partidas
y soy pa las zambullidas
como pato lagunero;
y al cortar lindo mi acero,
ultrajes nunca perdono,
una noche que el encono
me cegó en un entripao,
quedé negro y arrugao
igual que verija 'e mono...

De tardecita de Alvaro Istueta Landajo

Las patas amariyando
ojo largo y bien parao
sobre un poste de alambrao
está un carancho oservando,
ayá va un toro costiando
que anda ganoso 'e peliar,
por áhi se para a escarbar
y como mucho rabea
s'echa tierra y se babea
sin cansarse de balar.

Una hembra de chingolito
se asusta, pega un volido,
y deja olvidao el nido
and'empoya sus güevito';
sopla más juerte el vientito
y entra el molino a tirar,
se ve una vaca rumbiar
p'al lao de un cardal, balando,
porque al hijo vá buscando
para darle de mamar.

Quieren el agua cortar
de ése dormido arroyito
una pata y sus patito'
en su vistoso nadar,
áhi s'escucha el retumbar
(mientras pastea la manada)
cuando alegre la potrada
vá retozando a gambetas
y se oyen las gayaretas
gritar como en carcajadas.

Una paloma afligida
le dispara a un gavilán
y en su vuelo, los dos, van
como cuerpiando a la vida;
ayá va el sol y en su juida
parece que se cayera;
mientras miedosa quisiera
dir punteando una estreyita
yo sigo, de tardecita,
pensando en la que me espera.

Peonando de Cirilo Bustamante

Yo nunca tuve otro oficio,
que el de pionar en estancias;
y recorrer las distancias
en ancas del sacrificio...!
Madrugando hasta de vicio
pa’ cumplir obligaciones;
aunque en muchas ocasiones
ese duro trabajar...!
¡No han sabido valorar
antojadizos patrones...!

De suerte que me sirvió
como parte de experiencia,
pa’ aplicar en mi existencia
lo que ese andar enseñó...!
Siempre empilchar me gustó
el pingo con lo mejor;
porque el buen trabajador
se conoce en el apero...!
¡Y en la estampa de un campero
es detalle de valor...!

Por eso me han codiciao,
más de una vez el pilchaje,
en los distintos parajes
que pionando he transitao...!
Y si el lazo he manejao
cuando al rodeo llegaba;
un gran gustazo me daba
cada vez más sastifecho...!
¡De revez o de derecho
les demostré que pialaba...!

No soy manco pa’ boliar
en el monte o campo abierto;
y hasta en el mesmo desierto
me tengo fe pa´rastriar...!
Si se trata de campiar
también soy conocedor;
y si bien no es en rigor
pa’ mí tarea habitual...!
¡Sé amanzar un animal
como cualquier domador...!

Nunca me pude arraigar,
pa’ tironiar la existencia,
en una sola querencia
contagio con el andar...!
Más de una vez quise alzar
un rancho pa’ hacer el nido;
pero jamás he podido
satisfacer este anhelo...!
¡Y ansina, en mi propio suelo,
siempre en lo ajeno he vivido...!

Esta es la vida campera,
de aquel que no tiene oficio;
rodeada de sacrificios
y al final nada le espera...!
Sin embargo a mi manera
soy feliz así como ando;
porque pa’ andar mendigando
un favor de los demás...!
¡Prefiero vivir en paz,
peonando, siempre peonando...!

Mi lazo de Juan Carlos Piral

El recuerdo “desenroya”
historia de un viejo lazo,
que fue bandera en mi brazo
en ardua tarea “crioya”.
“Presiya”, yapa y “argoya”,
cuero crudo bien “sobao”
el tiempo dejó “grabao”
“meyas” de rudos eventos;
fuerte cuerda de seis tientos
con un prolijo “trenzao”.

Prenda de usanza campera,
herramienta de trabajo,
fiel servidor a destajo
“hermanao” a la asidera.
En la cancha de carrera
fue sentencia de llegada,
tensión en cada “pialada”
potenciada en los revuelos,
al encerrar dos brazuelos
en el hueco de su armada.

En cada brazada quieta
el tiempo desvira sueños,
de futuros halagüeños
y el vacío de esa meta:
“pial de volcao”, de paleta,
de revés, por sobre el anca,
corto tiro de payanca
invitando a echar verija,
“P’a” que aprisione de fija
las manos de una potranca.

El más indómito toro
no pudo con sus tirones,
cuando firme en los garrones
un palenque fue mi moro.
Lazo que tanto valoro
por aguantar la exigencia,
hoy lo guardo en mi querencia
cual reliquia pa’ la suerte,
hasta que corte la muerte
los tientos de mi existencia.

Lo que soy de "Cachito" Mendoza

Soy como el viento pampero
que pecha la cerrazón,
soy la rueda en el fogón,
soy brasa en un trasfoguero.
soy la astucia del carrero
con la chata empantanada
soy del lazo, la armada,
soy tiento para un soguero
soy puente y soy clavijero
en la guitarra templada.

Soy el grito de la yerra
de aprete y caña patrón
soy el silbo del peón
cuando la tropilla encierra
soy quien defiende su tierra
a través de un decimal,
soy relincho de bagual,
del reservado cabriolas,
soy rastra, facón y bola
soy matera y soy corral.

Soy del cencerro su trino
para orientar al mensual.
Soy revolcón en un pial,
en nuestro campo Argentino.
Soy el cantor peregrino
que defiende lo pasado,
soy la reja del arado
soy del payador su verso,
soy el sueño y el esfuerzo
de nuestros antepasados.

Soy pontro en una sentada
que hace crujir el palenque
soy espuela, soy rebenque,
bota 'e potro bien sobada.
Retozo de la yeguada
saliendo de la laguna,
soy concurrida tribuna
mirando la jineteada,
serenata pa' una amada
en clara noche de luna.

Así soy por ser campero:
soy cielito y pericón,
soy malambo, soy mojón
que están indicando el sendero.
Soy el castigao tropero
por frío, viento y calor.
Soy cabresto y mañador,
cincha, encimera y corrión;
humilde de corazón
pero ser gaucho es mi honor.

En la estancia e´ Don Ramón de Evaristo Barrios

Era grande la reunión,
de gente, aquella mañana,
porque había yerra en "La Diana",
la estancia de don Ramón.
Iba en "Mi carta" el patrón,
un doradillo mentao,
que había sido sentenciao
más de una vez al cuchillo
cuando era un pobre potrillo
guacho, panzón y arruinao.

Orillando los sauzales
se hizo cortina el ramaje
y el balar del terneraje
era un lloro en los corrales.
Los paisanos serviciales
pa’l trabajo iban llegando;
y entre ellos considerando
que así a la antigua, una yerra,
es algo de nuestra tierra
que ya vamos olvidando.

Los fierros en los fogones
igual que brasa quedaban,
después con ellos marcaban
los animales, los peones.
Y hasta los viejos mirones
rememorando el pasao,
tenían pa’ un pial de volcao
un golpeteo de manos,
como un premio a los puntanos,
que poco se han mestiazo.

Dentrao el sol, la mozada
se dispone pa’ la fiesta,
es la guitarra una orquesta,
que acompaña una tonada,
una zamba bien punteada,
un gato con relación,
y como una tentación
suele ser una paisana
cuando su risa desgrana
pa’ ganar un corazón.

Pa’ que baile algún pueblero,
comedida misia Chola
acomoda en la vitrola
un bailecito extranjero.
Y al formarse el entrevero
un gaucho zapateador
sale prendido a una flor,
ojos claros, medio ñata,
endureciendo una pata
en el fostrot seguidor.

Es que tanto ha dominao
la musiquita extranjera,
que hasta en la fiesta campera
suele ser algo obligao.
De áhi que el gaucho entusiasmao
baile también de arrastrón,
y hasta el mesmo don Ramón
se animara a formar yunta
y saliera haciendo punta
pa’ completar la función.

De tanto rodar caminos

De tanto rodar caminos
traigo un canto guitarrero,
el opa de los receros
sombra de un tuse y tala,
traigo miedo de luz mala
y retozo de bagual,
también traigo en mi cantar
soledades de tapera
cerrar y abrir de tranqueras
y el silvo del pajonal.

Traigo el verdor de los montes
con gredas de cañadón
y del perro cimarrón
traigo su astucia salvaje,
los balidos del vacaje,
los silencios de los cerros,
el sonar de los cencerros,
de los ranchos el orcón,
traigo calor de fogón
y el penar de Martin Fierro.

En ancas de mi guitarra
traigo el canto de los vientos,
de los pobres, sufrimiento,
de los otros, el reproche,
la inmensidad de la noche,
el polvo de cien caminos,
del ave su dulce trino,
la soledad de los llanos,
traigo el coraje paisano,
y el vagar del peregrino.

Yo traigo quietud de arroyo
y la furia del pampero,
la habilidad del hornero,
de las flores la fragancia,
recuerdos de mil estancias
de la yerras la emoción,
la fiereza del malón,
los cuentos de un viejo sabio,
y para mi madre traigo
un beso en el corazón.

Como los toros de Carlos Loray

Don Abelardo Rufino
Estancia "La Santa Marta":
le hago llegar esta carta,
que lo haye bien, me imagino.
Y ya que somos vecinos
y como tal lo valoro,
casi en mis líneas le imploro
que me acepte sin tranquera,
mi disculpa más sincera
por la cuestión de los toros.

Mi muchacho me ha contao
que, de los nuestros, el overo;
se ha pasao a su potrero
arruinando un alambrao.
Y aunque en las casas se ha criao,
de grande se ha puesto malo;
y en cuantito me refalo
le da por hacer baruyo
como aura que con el suyo
peleando, han roto los palos.

También se habrá anoticiao
que hace poco un mancarrón
me dió un tremendo apretón
y estoy en cama postrao.
Pero en cuanto esté sanao,
ya que algo mejor me noto;
y el dotor le ponga coto
a tanto ungüento y emplasto;
iré a cubrirle los gastos
y a arreglar lo que se ha roto.

También mi hijo me contó,
que cumpliendo mi pedido
al ir a ver lo ocurrido
medio mal me lo trató.
Y si es que el chico entendió,
perdone que lo rebaje,
usted que es puro linaje
debe saber se me antoja,
que cuando un toro se enoja
no hay alambrao que lo ataje.

Es que los toros también
sienten amor a su modo
y a guampa resuelven todo
sin preguntar quién es quién.
En cambio el hombre pa bien,
con su clara inteligencia,
procurando con pacencia
que cualquier destino se abra
tiene el don de la palabra
para sanjar diferencias.

Pero tampoco está escrito
que los ricos y mandones
hagan valer sus razones
sin dialogar y a los gritos.
El rezo se hace bajito
y hasta al mismo Dios contena;
en cambio el truena revienta
atribulando hasta el alma,
y en lugar de traer calma
agranda más la tormenta.

Mi carta solo refleja
Don Abelardo, el deseo
que este entripao medio feo
sea pronto historia vieja.
Soy manso como una oveja
aunque a veces me acaloro
y si por hay me encocoro
y usted me hace contrapunto
terminamos el asunto,
como lo hicieron los toros.

Chuzas de Enrique Uzal

Traigo en mi "encordao" primores
y un zorzal en mi garganta
y donde éste payador canta
se acabaron los cantores
hagan pues rueda señores
y salga al medio el que quiera
jugarse en esta carrera
si es que le asíste un derecho
que pa'mí,.. la cola es pecho
y el espinazo cadera.

Yo no hago cuestión de nombres
cuando a cantar se convida
e' tranqueao mucho en la vida
pa'que algo nuevo me asombre
me precio de ser muy hombre
y si dentro en un rodéo
no me gasto en el floréo
soy como leña de cardo
si me arriman fuego ardo
y si me tocan,... chuceo.

No soy hombre que me encojo
cuando la mala me aprieta
yo soy!.. como la galleta
que se hincha al primer remojo
donde me "priendo" no aflojo
mas siendo en un entrevero
soy como el zorro "canchero"
pa'gambetarle a la trampa
es muy baqueano este "pampa"
pa'dejar en ella,... el cuero.

Y "ahura" les pido perdones
si es que me he "pasao" un tanto
me píden,.. que cante y canto
pa'que me oigan los varones
pa'no entrar en discusiones
dejo mis cuentas saldadas
y como última verseada
ahí va mi mano y les digo
les ha cantado un amigo..
y aquí!..no ha pasado,..nada.

Chachirleando de Enrique Uzal

Disculpe si me presento
ansi nomás como quiera,
vide abierta la tranquera
y entré a sentir movimiento,
me dije pasá un momento
y aquí estoy... si no molesto,
yo soy un hombre modesto
sin ningunas pretensiones,
aunque en varias ocasiones
yo suelo jugarme el resto.

Pero no ha de ser pa' tanto
tan sólo he de estar un rato
y si me dan un barato,
pulso la guitarra y canto,
mi voz no tendrá el encanto
que tuvo en tiempos mejores,
junto a muchos payadores
y entrelazando quereres,
mucho deje en las mujeres
y el resto en los mostradores.

Y acá ande me ven ustedes
cómo aboyadura e jarro,
llevo chapaleao más barro
que reboque en las paredes,
me he visto en tantos enredes
que aura de puro mañoso,
me he vuelto un tanto goloso
pa' atracarme a la mujer,
ventaja que da el querer
cuando el cristiano es buen mozo.

Suelo hacerme el distraído
tan sólo pa' acomodarme
más si pretenden manearme,
no me han de agarrar dormido,
me estiro como el chiflido
pa' cuerpear cualquier apuro,
por eso siempre procuro
dir por la vereda ‘el surco,
yo soy cómo tranco e turco,
cortito pero seguro...

Y he terminao que el destino,
no deje de protegernos,
será pues hasta más vernos
me está esperando el camino,
si en otra ocasión atino
a pasar por esta vera,
junto al poste e la tranquera
volveré a atar mi caballo,
es un decir y me callo,
y que sea hasta que Dios quiera.

Varilla de fierro de Tito Urnissa

Vieja varilla de fierro
por la utilidad que has dao
casi casi has igualao
al cuchillo y al cencerro.
En la apreciación no yerro
y le hago esta comparancia
porque'n el puesto, la estancia,
en la chacra y en la huella
seguro se hizo uso de ella
en alguna circunstancia.

Naciste pa´l alambrao
pero a más de tu misión
serviste en cada ocasión
que'l hombre te ha precisao.
En cada uso que te ha dao
cumpliste sus exigencias
casi siempre en emergencias
lo sacaste del apuro
y en muchas partes seguro
todavía tenés vigencia.

Por tus nobles condiciones
te vi en el dintel de un rancho,
doblada en forma de gancho
de perchero en los galpones.
Fuiste treve en ocasiones
en los fogones camperos
cuando crotos y reseros
en forma de "U" te doblaban
y allí en la huella mateaban
o hacían algún puchero.

Fuiste asta en la bandera
de abrir melga el arador
y mango del quemador
de la paja vizcachera.
Y en las chacras donde era
difícil pagar la triya,
en una forma sencilla
que hasta hoy se hará, presumo,
todo el maíz pa'l consumo
se desgranaba a varilla.

Hecha estaca ha sujetao
desde un chancho a un parejero
y de tramojo a un mañero
muchas veces te han atao.
Te vi en un cuero estaquiao,
de palanca en las tranqueras
y hasta en las fiestas camperas
sosteniendo el hilo aquél,
que servía de andarivel
en las carreras cuadreras.

Aunque vieja y oxidada
por útil y por sencilla
a mi recuerdo, varilla,
quiero dejarte maneada.
Porque ya con su pechada
el olvido se avecina
y aunque tu valor declina
tanta utilidad has dao
que un lugarcito has ganao
en nuestra historia Argentina.

Escuela gaucha de Pedro Boloqui

Estaba el potro ensiyao
en la playa, campo ajuera,
pa que Nicasio subiera;
un hijo de Pancho Aldao.
El viejo lo había agarrao
con atención al bagual;
una mano en el bozal
y otra en la oreja de modo,
que tapaba con el codo
el ojo del animal.

El mozo, el basto tantió
pisó el estribo y liviano,
como puesto con la mano
sobre el recao se quedó.
El pingo medio se arquió
como arroyando el peyejo,
y ansina entonces el viejo
viendo a su gaucho prolijo,
estas palabras le dijo
dándole fe en su consejo:

"Güeno m'hijo; haga coraje
y apriete bien las rodiyas,
qu'es capaz de hacerse astiyas
beyaquiando este salvaje.
Priéndaselé y aunque raje
la tierra en cada bufido,
mire siempre precabido
la cabeza del sotreta,
cosa que en cada gambeta
¡no lo haye desprevenido!

Incline el cuerpo pa atrás
estribe corto y seguro,
cosa qu'en caso de apuro
me le eche el "dos" ahí nomás.
Háchelo bien si es capaz,
no le mezquine rodaja,
pues siempre tiene ventaja
salir marcando el rigor;
de no, ande muestre temor
dejuro hay mesmo lo baja...

Dijo el mozo: ¡largueló!
pegó el viejo la cuerpiada,
y como ánima endiablada
la polvadera dejó.
Tuito el campo beyaquió
pero el mozo, sin recelo,
como nacido en el pelo
iba gritando de intento,
y el viejo decía contento;
¡Estos son los de mi suelo!

viernes, 15 de mayo de 2009

Rastros que acusan de Hector del valle

En un puesto no lejano, en el campo de esta estancia
Indicando a la distancia así comenzó el anciano
Vivía un joven paisano, con la mujer de su amor
De su fama de cantor más de una hazaña se cuenta
Y tuito el pago lo menta como diestro rastreador.

Comenta la paisanada que el desden de esa mujer
Una ocasión sin querer lo descubrió en su pisada
En las huellas su mirada rastros de botas noto
Y convencido que vio las marcas de una pareja
El hombre como una queja a su gaucha interrogo.

-“…No es que me sienta encelao ni quiera hacerte un reproche
Pero por la tapia anoche Lucia un hombre a saltao…”
-“… si por la tapia a entrao algún ratero habrá sido…”
-“…el hombre ha entrao y ha salido y nada nos ha robao
Si los perros no han ladrao el ratero es conocido.

Parece mas bien que fuera el extraño visitante
Mas que un ratero el amante de una mujer que lo espera…”
-“…lengua mala de azotera con puntitas de alfiler
Eso me hace suponer de que sospechas de mi…”
-“…hombre clarito es así, aquí no hay otra mujer…”

-“…¿Cual es la prueba conciente que justifique tu duda?...”
-“…lo grita la lengua muda de cada rastro patente
Hay en la tierra evidente paso a paso una señal
Al otro lado del tapial se ven pisadas de un flete
Que esperaba a su jinete oculto en el matorral.

Como el intruso ha pasado sobre la tapia a lo oscuro
El hombre con el apuro los adobes ha volteao
Por donde mismo a saltao esta la marca visual
Desde juntito al tapial se ven patente las suelas
De dos botas con espuelas hasta abajo del zarzal…”

“…Si en toda la rastrillada tan solo hay pisadas de hombre
¿De que queres que me asombre si no he visto ni se nada?...”
“…Tengo la prueba clavada es al ñudo que negues
Hay de mujer a la vez con la de hombre misturada
Y están entre esas pisadas las dos plantas de tus pies

Después el se despidió de nuevo salto el tapial
Monto sobre su bagual y al tranquito se alejo.
Eso es lo que he visto yo en el rastro descubierto
Como encuentro en el desierto las pisadas de una hacienda
He descubierto mi prenda que en tu corazón eh muerto.

Porque es que lloras mujer si eres mas libre que nunca
Yo no soy hombre que trunca los derechos de otro ser
Sos muy dueña de querer a tu elegido varón
Pero no tenes razón de ahogar el amor que grita
Que llega al labio y se agita, impulso del corazón…”

El con todo sentimiento fue despacito ensillando
Ella seguía llorando solita en el aposento
Le dijo hasta otro momento y al galope se alejo
En su cerebro llevo como una espina clavada
La visión de la pisada que en su rancho descubrió.

jueves, 14 de mayo de 2009

Huella Triste de Atahualpa Yupanqui

Que yo les cuente mis penas
me piden de tarde en tarde.
Si en ellas está mi fuerza
déjenme que me las calle.

Voy anclando por el mundo
Camino de cualquier parte.
Llena de piedras la senda,
lleno de sueños el aire.

La vida es un lazo largo
estira'o sobre la tierra.
En una punta una dicha,
y en la otra punta una pena

Así va mi corazón
lleno de sueños y ausencias,
sin encontrar su querencia
perdido en la cerrazón.

No se ve la Cruz del Sur
en las noches de tormenta.
Hay que mirar dentro de uno
para encontrarla a la huella.

Cuando me cansa el camino
me pongo a mirar p'adentro
como quien arrima leñas
al fogón de unos recuerdos.

El Aromo - (Romildo Risso - Atahualpa Yupanqui)

Hay un aromo nacido
en la grieta de una piedra.
Parece que la rompió
pa' salir de adentro de ella.

Está en un alto pela'o,
no tiene ni un yuyo cerca,
Viéndolo solo y florido
Tuito el monte lo envidea.

Lo miran a la distancia
árboles y enredaderas,
diciéndose con rencor:
Pa uno solo, cuánta tierra.

En oro le ofrece al sol
pagar la luz que le presta.
Y como tiene de más,
puña'os por el suelo siembra.

Salud, plata y alegría,
tuito al aromo, la suebra
Asegún ven los demás
dende el lugar que lo observan.

Pero hay que dar y fijarse
como lo estruja la piedra.
Fijarse que es un martirio
la vida que le envidean.

En ese rajón, el árbol
nació por su mala estrella.
Y en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas...

Como no tiene reparo,
todos los vientos le pegan.
Las heladas lo castigan
L'agua pasa y no se queda.

Ansina vive el aromo
sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
porque es justo que lo tenga.

Pero con l'alma tan linda
que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas.

¡Eso habrían de envidiarle
los otros, si lo supieran !

El Alazán de Atahualpa Yupanqui

Dicen que un hombre "de a pié"
Solo es la mitad de un gaucho.
Eso, no más, y seré
porque perdí un caballo.

No me gustan las nostalgias
porque me achican la vida,
y el corazón se desangra
de penas mientras camina.

A veces, a rienda corta,
con las coscojas sonando,
parecía preguntarme:
¿qué ando pasando, paisano... ?

Y así voy, y así voy yendo,
cuesta arriba o cuesta abajo,
solitario y nostálgico
porque perdí mi caballo...

Era una cinta de fuego
galopando, galopando
crin revuelta en llamaradas,
¡mi alazán te estoy nombrando!

Cruzó las sierras con luna,
cruzó los valles nevando.
Cien caminos anduvimos,
¡mi alazán te estoy nombrando!

Oscuro lazo de niebla
te pialó junto al barranco
¿Como fue que no lo viste?
¿Qué estrella andabas mirando ?

En el fondo del abismo
ni una voz para nombrarlo,
solito se fue muriendo
¡mi caballo, mi caballo!

En una horqueto del tala
hay un morral solitario,
y hay un corral sin relincho.
¡mi alazán te estoy nombrando!

Si como dicen algunos
hay cielos pa'l buen caballo,
por ahí andará mi flete
galopando, galopando...

Oscuro lazo de niebla...te pialó...
En el fondo del abismo...ni una voz.