miércoles, 30 de marzo de 2011

Por disgracia de Boris Elkin

¿Te parecen poco mis cincuenta inviernos
pa que tanta cana me blanquiara el pelo?
¡Bien se ve, muchacho, que no sabes nada
d’estas cosas que llevo acá dentro!
Hacen muchos años. En esta estanzuela
que queda a la zurda, dentrando pal’pueblo,
habían dos muchachos, que de tan amigos
de tan parejitos, de tan compañeros,
eran lo mesmito que una yunta ‘e bueyes
uñidos al yugo de un buen sentimiento.
Dispués…una moza que tenía unos labios
como pa que nunca se perdiera un beso
en la estancia aquella dentró de mensuala
¡y yo no sé ni cómo se puso‘e pormedio!
¡Lo que son las cosas! No por desleales,
sino por iguales, quisieron lo mesmo.
Y desde aquel día esos dos muchachos
qu’eran como bueyes, por lo compañeros,
al hallar el toro que cada uno lleva,
andábamos hoscos, picaos por los celos.
¿Quién jué el primero que quiso curarse
del antojo zonzo de algún poco’e sangre?
¡No sabría decirte, porque no me acuerdo!
Sé que nos miramos. Sé que en la topada
mi daga y la suya salieron a un tiempo.
¡El hachaba lindo! Me cortó por lujo.
Yo tiraba bajo; le dentraba feo;
y al final de cuentas de aquella trenzada
ni perdió el más zonzo ni ganó el más lerdo;
uno, por disgracia se jué al otro mundo,
y otro ¡por disgracia! se quedó viviendo.

lunes, 28 de marzo de 2011

Me preguntan como ando de Argentino Luna


Me preguntan cómo ando y respondo más o menos…
con angustias en el alma por lo que le han hecho al pueblo.

Cómo puede andar un hombre que no ve al otro contento,
que ve niños en la calle, sin escuelas, cartoneros,
gorrioncitos desnutridos, ojos tristes analfabetos,
que ve madres mendigando sin honor y sin respeto.

Me preguntan cómo ando y respondo más o menos…
si una manga de langostas se ha robado hasta los sueños
gobernando desgobiernan, porque la justicia es de ellos
y con nombres y apellidos sinvergüenzas andan sueltos,
esta manga de ladrones que se roba mis impuestos
mercenarios de la vida, jubilados con privilegios.

Me preguntan como ando y respondo más o menos…
Porque siento que la bronca me va ganando terreno
y es allí donde me digo, si es que me gana qué haremos
ya somos muchos con bronca y se nos acaba el tiempo.

Me preguntan cómo ando y respondo más o menos…
Por los niños sin cobijo, por los brazo del obrero,
por los llantos de las madres, por la paz de lo abuelos.

Habrá que ganar la vida, hacer la vida de nuevo
Habrá que ganar la vida, hacer la vida de nuevo
Un puñado de mal paridos no puede ganarle a un pueblo.

ARGENTINO LUNA


Payador surero, autor, cantante, gaucho de Madariaga, donde nació el 21 de junio de 1941. Todo eso, y mucho más para la historia del folclore es Argentino Luna. Y aunque no morirá nunca por su legado cancionero, el documento en su bolsillo dice que la vida de Rodolfo Giménez, de 69 años, se apagó luego de luchar con problemas intestinales y un accidente cerebrovascular.

Grabó más de 300 canciones: huellas, milongas, zambas, triunfos, cifras y poemas entre otros ritmos criollos. Se plasmaron en casi 50 discos. Llegó a Buenos Aires en los 60 y llegó a la TV en 1968. Su otra patria chica fue Quilmes.

Recorrió varios países y hasta en Brasil grabó “Milonga de tres banderas”, del riograndense Caetano Braum. El “misterio de la milonga”, con apenas un bordoneo, lo aprendió de los criollos de Madariaga. Y con esa escuela recorrió el mundo, dejando una huella.

Le fluían recuerdos del Madariaga natal, donde cada año se realiza la “Fiesta Nacional del Gaucho”. Un viento salobre la cruza y Luna dijo que lo inspiró el paisaje pampeano, que hacia el norte tiene el sello de la cuenca del río Salado.

Y para explicar cómo era su “sala de grabación”, contó: “Tirado panza arriba, bajo la celeste techumbre del cielo, gastaba los días mirando el vuelo de los pájaros y en el profundo silencio de la campiña bonaerense, el canto de los grillos, el grito de los teros, el mugir de las vacas, el relincho de los baguales, y el torear de los perros, mis amigos primeros e inolvidables”.

Se apagó la vida del hombre de la cédula de identidad, hijo de puesteros de estancia, peón él mismo en un arenero cuando afirmaban a Villa Gesell para que no se la llevara el viento, en 1947

A “Un cielo limpio repartiendo estrellas” quizás su verso más logrado, sumó otros bellísimos. Ya en los 90 tenía 45 discos. También actuó en Japón, EE.UU., Costa Rica, Panamá, Brasil, Uruguay y Paraguay.

Padre de cinco hijos de dos matrimonios, compuso canciones como “Zamba para decir adiós”, su primer gran éxito, “Mire qué lindo es mi país paisano”, “Mirá, lo que son las cosas”, “Pero el poncho no aparece”, y “Me preguntan como ando”. Logró La Palma de Plata, El Limón de Oro, Gardel de Oro, y El Charrúa de Oro, entre otros galardones.

“Me voy a morir tocando una milonga, o con un poema de Yamandú Rodríguez que aprendí cuando corría a atar el caballo con mi padre, en Madariaga”, contaba nostalgioso.

"Soy un permanente agradecido de la vida porque me dio todo lo que un hombre puede soñar y querer, mi familia y los amigos que a través de los años se fueron agigantando y siempre quiero tener como dice Horacio (Guarany), la parrilla de mi casa con la grasita jugosa del último asado, porque eso quiere decir que la mesa nos une seguido"

“He sido y seré habitante de los silencios de mi pueblo, ellos guardan mi cancionero, he sembrado en buena tierra, el corazón de mi gente a hecho germinar la semilla de la copla, canto y seguiré cantando porque ese ha sido el destino que elegí o me eligió, solamente soy, un paisano cantor de los pagos de Madariaga, de allí partí un día para volver mejor, como dijo el poeta”.

Nos dejó físicamente el Sábado 19 de Marzo de 2011, pero don ARGENTINO LUNA seguirá andando de pueblo en pueblo, en el corazón de su gente, cuando un cantor empuñe una guitarra y entone los versos de algunas de sus canciones.


¡Hasta siempre Don ARGENTINO LUNA!

domingo, 27 de marzo de 2011

Por adentro de la vida de José Larralde

Se fue, se fue sin decir palabra,
Pa´que andar palabreriando,
Si naides le da razón,
A la opinión de un paisano,
Que le importa a los demás,
Lo que uno viene pensando.

Se fue sin decir palabras,
Porque ya estaba cansado,
De andar pasando la vida,
Sin tener un poco de algo,
No más aunque fuese un tanto,
Pa´no andar zapateriando.

Porque al final todos copan,
Pero banca el pobre diablo,
Y como es a cuero limpio,
Las lonjas parecen trapo.
Naides mezquina salmuera,
Cuando es de otro lomo, el tajo.

Se fue, se fue sin decir palabra,
No es cuestión de andar llorando,
Las lagrimas son muy de uno,
Como pa´andarlos mostrando,
Pues no hay manera de ser,
Más pobre, ni desgraciado,
Que cuando uno muestra un llanto,
Pa´ que sepan que ha llorao,
Y dentra la compasión,
A ganarse por lo blando.

Que no es de hombre de verdá,
Vivir de honor emprestado,
Cuando se ha cambiado el propio
Por un hueso y sin un asco.

Se fue, se fue sin decir palabra,
Podrido de perros flacos,
Que ladran pa´no aburrirse,
A los volidos de un pajaro.

Harto de ver tanta sombra,
En la esperanza de otro año,
Que se va de dentro de uno,
Rumbiando pa´ el desengaño.

Ya no quiere pionar más,
Porque se le ha muerto el ánimo,
Y en las grietas de los dedos,
Le han dentrao, a crecer cardos.

Se fue, se fue sin decir palabra,
Pa´que andar palabreriando,
Porque al final todos copan,
Pero banca el pobre diablo,
Y como es a cuero limpio,
Las lonjas parecen trapo.
Naides mezquina salmuera,
Cuando es de otro lomo, el tajo.